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VIDA CRISTIANA

El Sábado es el don que Dios nos ha dado, un momento para el descanso y la restauración de nuestra conexión con Dios y nuestro prójimo. Nos recuerda de la creación de Dios y la gracia de Cristo.

EL SÁBADO

El benéfico Creador descansó el séptimo día después de los seis días de la creación, e instituyó el sábado para todos los hombres como un monumento de su obra creadora. El cuarto mandamiento de la inmutable ley de Dios requiere la observancia del séptimo día como día de reposo, adoración y ministerio, en armonía con las enseñanzas y la práctica de Jesús, el Señor del sábado. El sábado es un día de agradable comunión con Dios y con nuestros hermanos. Es un símbolo de nuestra redención en Cristo, una señal de santificación, una demostración de nuestra lealtad y una anticipación de nuestro futuro eterno en el reino de Dios. El sábado es la señal perpetua de Dios del pacto eterno entre él y su pueblo. La gozosa observancia de este tiempo sagrado de tarde a tarde, de puesta de sol a puesta de sol, es una celebración de la obra creadora y redentora de Dios (Génesis 2:1-3Exodo 20:8-11Lucas 4:16Isaias 56:5-6; 58:13-14; Mateo 12:1-12Exodo 31:13-17Ezequiel 20:12, 20; Hebreos 4:1-11Deuteronomio 5:12-15; Levíticos 23:32; Marcos 1:32).

El sábado es el don que Dios nos ha dado, un momento para el descanso y la restauración de nuestra conexión con Dios y nuestro prójimo. Nos recuerda de la creación de Dios y la gracia de Cristo.

El benéfico Creador descansó el séptimo día después de los seis días de la creación, e instituyó el sábado para todos los hombres como un monumento de su obra creadora. El cuarto mandamiento de la inmutable ley de Dios requiere la observancia del séptimo día como día de reposo, adoración y ministerio, en armonía con las enseñanzas y la práctica de Jesús, el Señor del sábado. El sábado es un día de agradable comunión con Dios y con nuestros hermanos. Es un símbolo de nuestra redención en Cristo, una señal de santificación, una demostración de nuestra lealtad y una anticipación de nuestro futuro eterno en el reino de Dios. El sábado es la señal perpetua de Dios del pacto eterno entre él y su pueblo. La gozosa observancia de este tiempo sagrado de tarde a tarde, de puesta de sol a puesta de sol, es una celebración de la obra creadora y redentora de Dios (Génesis 2:1-3; Exodo 20:8-11; Lucas 4:16; Isaias 56:5-6; 58:13-14; Mateo 12:1-12; Exodo 31:13-17; Ezequiel 20:12, 20; Hebreos 4:1-11; Deuteronomio 5:12-15; Levíticos 23:32; Marcos 1:32).

Aunque “¡Estoy ocupado!” ha llegado a ser la frase más común del siglo XXI, que a menudo es “una jactancia disfrazada de queja”, los científicos están descubriendo que tenemos un mejor desempeño y logramos más si nos tomamos un descanso.

Los adventistas del séptimo día creemos que Dios nos dio el secreto para dar lo mejor de nosotros cuando nos dijo: “Acuérdate del sábado […] pero el séptimo día es de reposo […] no hagas en él obra alguna” (Éxodo 20:8-10).

Para adventistas como Natalie Nawaikalou, el sábado es el día que aguarda con ansias toda la semana. “Es el día cuando no tengo que levantarme a las 5.00 para correr al trabajo, agotada por el tráfico y las ocupaciones”, dice Natalie, una maestra de escuela primaria que pasa tres horas por día viajando al trabajo. “Es el día en el que puedo dedicar todo el tiempo que quiero para estar con Dios, su Palabra, su creación y su pueblo, y no me siento culpable porque no estoy por allí haciendo alguna otra cosa”.

Cada semana, los adventistas tienen una cita especial con Dios, un descanso sin culpas del trabajo, un día completo para profundizar nuestra amistad con el Creador del universo.